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La Iglesia de San Pedro el Real situada en la esquina de la calle del Nuncio es uno de los templos más antiguos de Madrid. Conserva la maravillosa capilla de los Lujanes y su torre mudéjar con una ventana arábigo- bizantina del S. XIV.

Esta torre de San Pedro el Viejo -como también es conocida esta iglesia- y más particularmente sus campanas fueron protagonistas de algunas leyendas que detallamos a continuación.

Se cuenta que cuando llevaron las campanas para instalarlas en lo alto de la torre se dieron cuenta de que no cabían por las escaleras. Los hombres que las trasladaban se marcharon a sus casas aquella noche a la espera de que se tomara alguna solución al día siguiente. Lo curioso fue que a la mañana posterior las campanas ya habían sido colocadas en el campanario sin que nadie supiera quién lo había conseguido misteriosamente.

Pero no terminan ahí los sucesos maravillosos. Por aquel tiempo, se extendió la voz de que las campanas de la torre de San Pedro el Viejo, en su volteo, destruían las nubes de pedrisco que tanto daño hacían al campo. Los campesinos no dudaron en pedir- a cambio de dinero- que sonaran las campanas cuando amenazaba la tormenta. Esa fue la razón por la que el campanero ganó un dinero extra a costa de la credulidad de los labriegos.

La última leyenda relata que aquellas campanas sonaban mágicamente -sin que nadie tocara sus cuerdas- en los momentos difíciles de la historia de Madrid, cuando se avecinaba una tragedia o como lamento por las consecuencias de la misma. Algunos hitos por los que -supuestamente- repiquetearon fueron cuando murió Felipe II, la invasión de los franceses y las epidemias de peste asolaron Madrid.

Más información en «Leyendas y anécdotas del viejo Madrid» de Francisco Azorín.