Los primeros tranvías que se conocen en Madrid datan del último tercio del S. XIX. Se llamaban «Rippert» e iban tirados por mulas. En las calles más empinadas era necesario el relevo de mulas que se enganchaban a las dos del tiro normal.
No será hasta 1896 cuando los tranvías circulen a través de electricidad. Dicha energía se suministraba a través de dos raíles, lo que provocaba que algunas caballerías tropezaran en ellos y quedaran casi electrocutadas. Como consecuencia de estos percances se pensó en enviar la electricidad por un cable aéreo al «troley» o roldana, que llevaba el tranvía en el techo. Los primeros tranvías fueron de la marca Thomsom.
En 1897 el Reglamento de Policía de Tranvías prohibía la instalación del tranvía en las calles que tuvieran menos de nueve metros de anchura. También se determinó la distancia entre las paradas y el número de asientos.
Otro servicio semejante eran «las maquinillas», un transporte a caballo entre el ferrocarril y los tranvías. Los vagones eran como los del tranvía pero se desplazaban gracias a una locomotora de vapor. Realizaban el trayecto de San Antonio de la Florida al Pardo y a Ciudad Lineal.
En 1906 el billete del tranvía costaba 5 céntimos y el primer trayecto que realizó fue por el Barrio de Salamanca. En un primer momento fueron conocidos como «cangrejos» porque iban pintados de rojo. Posteriormente se cambiaría el color de todos a amarillo canario.
Más información en «El Madrid que se nos fue. Retrato de una época», de José María de Mena.
Muy interesante