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Pocos días después de que los Reyes Magos hayan pasado por las casas de los niños, nos preguntábamos cómo eran los juegos de años atrás, cuando soplaban otros tiempos en los que sobraba imaginación y faltaban recursos materiales.

El libro de Ediciones La Librería «Madrid y nuestros juegos de antaño» rescata alguna de las diferentes formas de diversión al aire libre que, en la década de los cincuenta del siglo pasado, se practicaban en los barrios de Madrid.

El autor del mismo, J. Alberto Lorenzo Fernández, recuerda que en su barrio, el de Salamanca, circulaban pocos coches y los que lo hacían era a una velocidad muy moderada, lo que propiciaba el juego al balón en la acera y también en la propia calzada. Pero no siempre se tenía pelota, en esos casos se improvisaba con cualquier objeto que se encontraba en la calle, de forma más o menos esférica y que se pudiera golpear con el pie y la cabeza.

Otra de las experiencias clásicas que se vivían en la calle era el intercambio de cromos, en cualquier esquina se encontraban niños haciendo el truque de sus pequeños tesoros. Había colecciones de todo tipo, algunos ejemplos son «Las minas del Rey Salomón», «Los tres mosqueteros», «La guerra de Corea» y las antiguas de «Nestle».

En verano era muy frecuente que los pequeños jugaran a las chapas y a las canicas. La mayor parte de las aceras no estaban enlosadas, con lo que la tierra hacía las veces de campo de juego. Para el invierno se elegían juegos como el «Pídola» o «el rescate» que obligaban a correr y de ese modo se entraba en calor.

Más información en «Madrid y nuestros juegos de antaño» de J. Alberto Lorenzo Fernández.