El pasado 18 de abril desaparecía uno de los símbolos de la Puerta del Sol, el luminoso del Tío Pepe situado en el ático del número uno de esta plaza. El anuncio situado allí desde 1937 era desmontado por unas obras de remodelación del edificio.
En enero de 2010 el Consistorio madrileño aprobaba una norma en la que aprobaba la rehabilitación del edificio, una construcción del S. XIX, para convertirlo de nuevo en un hotel, que es lo que había sido hasta tres años antes de su cierre.
El edificio había albergado al Hotel París. Desde los años treinta la botella con chaquetilla, sombrero y guitarra junto al lema «Sol de Andalucía embotellado» presiden la Puerta del Sol. Y es uno de los pocos anuncio que por su valor histórico no desapareció como consecuencia de la aplicación de la normativa de publicidad exterior.
El luminoso, de 350 metros de neón, 25 metros de ancho por 10 de alto, pesa setenta toneladas, de las cuales, el ochenta por ciento corresponden a la abigarrada estructura de hierro que lo sustenta. Ahora descanda en una nave industrial de Alcalá de Henares donde será restaurado.
Se espera que para el mes de noviembre aproximadamente retorne a su lugar de origen más seguro y reluciente. Nadie hubiera augurado en 1935 que el luminoso que la Bodega jerezana González Byass había solicitado instalar para celebrar su centenario tuviera una vida tan larga.
Nuestra Puerta del Sol sin El Pepe, no seria lo mismo. Me alegro que vuelva lo más rápidamente posible, le echamos de menos. La verdad es que el edificio necesitaba una buena «repasada».
Lo siento. He visto ese anuncio desde que tengo uso de razón (y tengo 47 añós), y no me ha gustado nunca. Me encantaría que alguien tuviera la mente abierta y pensase en la posibilidad de hacerlo desaparecer. Me encanta un Madrid avanzado en lo moderno y con categoría en lo clásico. Este anuncio no es ni lo uno ni lo otro. Me parece una muestra de un españolismo rancio que me encantaría ver desaparecer.