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Las excavaciones que se llevan a cabo para la construcción del Museo de Colecciones Reales han sacado a la luz secretos de la historia de Madrid que permanecían a buen recaudo bajo la tierra, desde un esqueleto de un hombre del S. XI hasta restos de la Real Fábrica de Gas que alumbró Madrid por primera vez en 1833.

Últimamente se ha publicado el libro «La Real Fábrica de Gas de Madrid», un estudio de Carmen Simón que ha editado Gas Natural y que arroja algo de luz sobre esta instalación de la que poco se conocía. Parece que donde hoy se levanta el Museo de Colecciones Reales existió una vez dicha infraestructura.

Los primeros lugares del país que contaron con alumbrado de gas fueron la Plaza de Oriente y el Palacio Real gracias a una fábrica anexa que se inauguró en 1833. Dicha fábrica suministraba luz a las distintas dependencias del Palacio -salvo a los dormitorios por motivos de seguridad- y a la Plaza a través de un millar de farolas.

Sin embargo, fue Barcelona la primera ciudad que dotó de luz a sus calles por medio del gas. Hasta 1942 no llegaría la luz al centro de Madrid. El retraso no se debió a problemas técnicos sino judiciales ya que el Ayuntamiento otorgó la contrata de este servicio a una empresa de forma dudosa y la Real Fábrica de Gas estuvo mucho tiempo intentando pasarle factura de sus gastos a dicha empresa.

La luz de gas era más potente que la del aceite que se usaba anteriormente pero menos que la eléctrica que se inauguraría en 1896. Cuando se introdujo la luz eléctrica se cerró la Fábrica del Gas y los terrenos se usaron para ampliar el Campo del Moro.

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