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El inicio de las obras para la construcción de la Gran Vía comenzó de manera oficial como no podía ser de otra manera, por otro lado, dado el alcance del proyecto. Hoy queremos contar alguna que otra curiosidad sobre los primeros pasos que se dieron en este sentido.

Corría el 4 de abril de 1910. Eran las once de la mañana cuando el rey Alfonso XIII acompañado de su esposa Victoria Eugenia ocupaba la tribuna que se había situado delante de la conocida como Casa del Ataúd (actual edificio Metrópolis).

Tras la marcha real y los discursos del alcalde Conde de Peñalver y del Presidente del Gobierno, José Canalejas, el monarca con piqueta de plata en mano golpeó la primera piedra de la Casa del Cura situada en el lado izquierdo de la iglesia de San José.

Con ese acto simbólico daban comienzo las obras de construcción de la Gran Vía, cuya importancia y envergadura durarían hasta 1931. Donde ahora se asienta la arteria que atraviesa el centro de la ciudad antes había un total de 311 casas viejas, 11 parcelas desocupadas, 33 solares sin edificar y alrededor de una treintena de calles.

Soló tres edificios eclesiásticos fueron respetados: la Iglesia de San José y el Oratorio de Caballero de Gracia -en el primer tramo- y el convento de los Jesuitas -que estaba donde actualmente se encuentra el Teatro Lope de Vega-. Esta fue la razón por la que la Gran Vía no se construyó en línea recta como estaba previsto.

Más información en «Los porqués de Madrid», de Mª Isabel Gea Ortigas.