Esta semana hablábamos del Mentidero de San Felipe y del suceso donde tuvo lugar el caso de la criada ladrona. Pues bien, a pocos metros de este escenario, en sus aledaños, se encuentra la Plaza de Santa Ana. A ella nos referiremos hoy.
Desde sus orígenes en el S. XIX ha sido un lugar de encuentro para la vida social madrileña. Está a medio camino entre la siempre concurrida Puerta del Sol y el Barrio de las Letras, zona caracterizada por ser transitada y habitada por famosos escritores.
En uno de los laterales de la Plaza está el Teatro Español, donde antes se levantaba el Corral de la Pacheca en el S. XVI, uno de los pioneros corrales donde se representaban comedias. El antiguo Hotel Reina Victoria y los múltiples bares y terrazas cierran esta plaza que tiene forma casi cuadrada.
En la misma plaza de Santa Ana hay varias alusiones a grandes escritores. En 1880 se construyó la estatua de Pedro Calderón de la Barca, de Juan Figueras, con escenas de algunas de sus obras. Justo enfrente se encuentra la escultura de Federico García Lorca, de Julio Hernández, aunque mucho más reciente, de 1986. (Vídeo: Youtube, esMadridtv).
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=UbF5Lhi5KoI[/youtube]
Queda sin decir que los cuatro bajorrelieves del pedestal pertenecen a sus obras «El Alcalde de Zalamea», «La vida es sueño», «El escondido y la tapada» y «la danza de la muerte». Obras geniales y grandemente recordadas de Calderón de la Barca.
Tampoco se hace referencia en el artículo a la estatua de la Fama que forma también parte del conjunto, esculpida por el mismo autor.