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Contextualizamos geográficamente: zona del Puente de Segovia. Muy cerquita de allí, concretamente entre las calles Caramuel, Doña Mencía, Juan Tornero y Baena, Francisco de Goya adquirió en 1819 una finca conocida popularmente como la «quinta del Sordo», por la sordera que aquejó al pintor en sus últimos años de vida.

La finca la componían una casa con dos plantas, una huerta y un jardín. Pero lo destacado de esta vivienda son las Pinturas Negras que Goya pintó en sus paredes. Un soporte difícil de mantener en el tiempo -sobre todo- teniendo en cuenta el fatal desenlace de la casa.

La Quinta del Sordo a la altura de 1900

Parece que nadie tuvo en cuenta la opinión de mantener dicha quinta como museo en homenaje al maestro tal y como se pedía en los periódicos de la época. Además de las Pinturas Negras, Goya guardó allí hasta setenta y cinco cuadros de inspiración propia, cuatro carpetas con grabados y dibujos suyos, aguafuertes, un Greco y un Ribera.

A pesar de todos los intentos, la quinta fue derribada. Las Pinturas Negras se salvaron porque el último dueño de la quinta, el barón D’Arlanger encargó al pintor Martínez Cubells que copiara en lienzo las pinturas que Goya había realizado sobre las paredes.

Posteriormente, el barón trató de vender estas obras a los Gobiernos de los países europeos pero finalmente las cedió al Museo del Prado donde están en la actualidad. Ante este desafortunado final cabe cuestionarse de quién son exactamente las Pinturas Negras, ¿de Goya o de Cubells? a fin de cuentas lo que podemos observar no son más que una réplica.

Más información en «Curiosidades y anécdotas de Madrid 2ª Parte» de Mª Isabel Gea Ortigas.