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Tanto el paseo como la calle toman el nombre del desaparecido convento de recoletos de San Agustín que estuvo situado en el lugar ocupado hoy por el palacio del Marqués de Salamanca, construido en 1855 por el arquitecto Narciso Pascual y Colomer uno de los palacios más bellos en su época, ocupado hoy por el BBVA.

El convento de Recoletos fue fundado en 1592 por doña Eufrasia de Guzmán, marquesa de Terranova. En 1595 los agustinos tomaron posesión del monasterio aunque la iglesia, obra de fray Juan de Nuestra Señora de la O, no se terminó de construir hasta 1620 porque la marquesa, por diversos pleitos familiares, no pudo terminarla. Se concluyó gracias a fray Pedro Manrique, provincial de Castilla, y fue ornamentada gracias a los marqueses de Mejorada, Pedro Fernández del Campo y su esposa, Teresa Salvatierra, los cuales pidieron ser enterrados en ella.

En el interior de la iglesia destacaba sobre todo la capilla de Nuestra Señora de Copacabana, cuya imagen era una copia de la que existía en Perú. Los numerosos y valiosos cuadros y alhajas que tenían los padres desaparecieron durante la Guerra de la Independencia, pues los franceses lo utilizaron como cuartel.

El convento de los agustinos recoletos fue derribado con la desamortización de Mendizábal en 1836 y en su lugar se construyó entre los años 1846 y 1855, el citado palacio del Marqués de Salamanca. En la huerta del convento se abrieron las calles del Cid, Gil Santivañez y Recoletos.

En este convento vivió sus últimos años y murió en 1648 el escritor y diplomático, Diego Saavedra Fajardo. También vivió y murió el arquitecto fray Lorenzo de San Nicolás, hijo de fray Juan de Nuestra Señora de la O, arquitecto que construyó la iglesia del convento como se ha dicho, y que ingresó en la orden después de enviudar.

Texto incluido en nuestro libro ‘Los porqués de Madrid

Paseo de Recoletos

Foto de Dalbera