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El Puente de Segovia es el gran puente de la Villa del Siglo XVI e icono para otras construcciones del siglo siguiente. Fue “exigido” por el Rey a la Villa para la comunicación y paso hacia la posesión de la Real Casa del Campo y, también, ofreció un cómodo transito a la población de Madrid, aunque en ese sector apenas había poblamiento; los intercambios  hacia Extremadura y el Reino de Portugal en esos momentos no justificaban tan magna obra, que pagaron la Villa de Madrid y el repartimiento en el que se incluyeron otras ciudades del Reino. No obstante, el puente va a concentrar el tráfico procedente de León, Castilla, Toledo, Guadalajara y Andalucía.

La imagen del Puente de Segovia será modelo para posteriores intervenciones y experiencias constructivas en materia de puentes monumentales, al menos, durante gran parte del Siglo XVII y también sobre el mismo río. Nos referimos al popular y desaparecido Puente de Toledo y precedente del actual, obra del arquitecto Pedro de Ribera, del Siglo XVIII, durante el gobierno del marqués de Vadillo, corregidor de Madrid durante el reinado de Felipe V.

Fue el Maestro Mayor de la Villa y Obras Reales Juan Gómez de Mora a quien se debe a la primera forma monumental del puente, en 1629, que no debió ejecutar pero del que conservamos las trazas. Más adelante, en 1682, el maestro José del Olmo y José de Arroyo y Teodoro Ardemans, en 1684, aparecerán en relación con el proceso constructivo del puente durante la época de Carlos II.

Antes de la construcción del Puente de Segovia existía una estructura bajomedieval, de piedra y ladrillo, muy recompuesta, en penoso estado de conservación como bien nos muestra la vista de Anton van Wyngaerde, dispuesto algo más hacia el norte que el del siglo XVI.

El Puente de Segovia no se cita en el fuero de Madrid de 1202 lo que nos indica, en cierto sentido, que las relaciones de la pequeña Villa con el exterior eran mínimas, utilizándose seguramente pasarelas de madera y barcas, esto es, puentes de barcas. Porque para ir a Toledo hay que atravesar el río Manzanares, y Madrid desde siempre ha mantenido con ella fluidos intercambios.

Extracto de nuestro libro ‘Puentes históricos de Madrid’ de Pilar Corella

Vista de Madrid, 1562

Fotografía de la portada, de Urech.