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La Carrera de San Jerónimos la podemos abordar o bien desde el Paseo del Prado o desde la Puerta del Sol y en su trazado, destaca de imponente manera el Palacio de las Cortes, que alberga al Congreso de los Diputados, asamblea democrática para el gobierno de España.

Este edificio se empezó a construir en el año 1843 y no se concluyó hasta 1850. De estilo neoclásico, es obra del arquitecto Narciso Pascual Colomer, sobre el solar ocupado anteriormente en el convento del Espíritu Santo. Como curiosidad hay que indicar que mientras duraron las obras del mismo, las sesiones se realizaban en el interior del Teatro Real. Su fachada principal tiene un pórtico con seis columnas que soportan un magnífico frontón con bajorrelieves donde se representa a España con la Constitución, flanqueada por las representaciones de la Fortaleza, la Justicia, el Valor, las Ciencias, la Armonía, las Bellas Artes, la Agricultura, el Comercio, los Ríos, la Abundancia y la Paz, en una gran obra del escultor Ponciano Ponzano, responsable también de los leones que custodian las puertas. Estas últimas solo se abren cuando el rey procede a la apertura de sesiones del Congreso.

Precisamente los leones del Congreso son dos de las esculturas más conocidas de Madrid y esconden una curiosa historia. Encargados en 1851 al escultor Ponciano Ponzano, este los tuvo que realizar en yeso pintado para aparentar bronce, ante la falta de presupuestos; un año más tarde se tuvieron que retirar por su lógico deterioro. Se encargó una segunda pareja de leones en piedra al escultor José Bellver, quién realizó una obra que en la época causó protestas y burlas debido a su escaso tamaño. Finalmente, tras la victoria sobre los rifeños en la batalla de Wad-Ras de 1860 se capturaron numerosos cañones qu, después de ser fundidos en la Real Fábrica de Artillería de Sevilla, se usaron para realizar las figuras que contemplamos hoy. Bautizados como Daóiz y Velarde, héroes del 2 de mayo de 1808, representan a Hipómenes y Atalanta, los mismo héroes de la mitología griega que fueron convertidos en leones y que tiran del carro de Cibeles, tal y como podemos ver en la cercana fuente.

Texto extraído del libro: Estatuas y Monumentos de Madrid.

Congreso de los Diputados