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En la actualidad, cada vez que la sed hace acto de presencia podemos recurrir a infinidad de líquidos para calmarla. Desde una cerveza bien fresquita a bebidas con gas, pasando por zumos, el catálogo es bien extenso pero en esta ocasión trataremos de ponernos en el lugar de los madrileños del Siglo XVI para saber qué consumían en esta tesitura. En las primitivas tabernas de la Villa, por supuesto además de vino, se despachaban hasta tres bebidas especiadas que los madrileños saboreaban y consumían con gran alegría.

– La primera de ellas era el hipocrás (también denominado “vino hipocrático”). Se trataba de un estimulante del apetito y tónico medicinal realizado con vino añejo, canela, almizcle y ámbar gris. Con el paso del tiempo se fue perfeccionando por lo que pasó a ser un vino cocido con hierbas, pudiendo considerarlo un antepasado del actual vermut.

– Otro líquido muy consumido por el pueblo de Madrid, con especial ahínco en los meses de verano fue la aloja. Era éste muy similar al hidromiel y se preparaba con agua de río, levadura, miel, canela, pimienta, jengibre, clavo, nuez de especia y limón. Esta mezcla se cocía y preparaba durante diez horas y a continuación se enfriaba para servirlo a baja temperatura.

– La carraspada, esta combinación no era propia del verano, sino todo lo contrario. Este vino cocido y adobado se servía caliente para combatir el frío madrileño en los meses más duros.

 Podréis encontrar más historia y curiosidades gastronómicas en el libro “Tabernas y Tapas” de Carlos Osorio.

(Imagen del artículo de Paseos por Madrid)

Taberna de Antonio Sánchez