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Como nos vamos acercando a la Noche de Halloweeen y/o al Día de Todos los Santos vamos a contaros una historia relacionada con brujas, más concretamente con la bruja María Mola, conocida como la Agorera, que vivía en las afueras del antiguo Madrid.

Todos los días bajaba un franciscano a por lo que esta bruja le daba: un poco de harina. Un día, uno de estos monjes tuvo una duda de fe y pidió consejo a su superior quien le aconsejó (pese a que estaba prohibido) que le preguntara a la Agorera. Ante su pregunta, la bruja le respondió que sus dudas se disiparían en cuanto se enfrentase a ellas con el alma y según el estado de ésta vería un ángel o un diablo.

Misterios y enigmas de MadridAl día siguiente, el monje dando misa vio unas sombras al fondo de la iglesia y entendió que se trataba del diablo. El monje solo pudo rezar por su alma. A los pocos días, se enteró de que María había soltado una lechuza provocando el alboroto de las sombras.

Por esta razón fue condenada a morir ahorcada y su cuerpo fue apedreado por la multitud. Los habitantes de la zona sintieron su presencia desde entonces todas las noches, su espíritu molestaba a todo el vecindario. El terreno que antes era el extrarradio hoy es la calle Núñez de Arce.

Más información en Misterios y enigmas de Madrid, de José Mª Escudero Ramos.