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La Comunidad de Madrid anunciaba el viernes pasado que la Casa de Campo ha sido declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Sitio Histórico. De esta manera el principal pulmón verde de la ciudad queda protegido de cualquier cambio que pueda alterar su singularidad y salvaguardado de posibles afecciones ambientales y urbanísticas.

El objetivo es preservar el valor histórico y paisajístico de esté recinto ecológico de 1722 hectáreas. La Casa de Campo no es sólo lo que su nombre denota. Allí se han encontrado restos arqueológicos como la villa romana de los siglos I y II situada junto al Puente de Segovia.

Durante las obras recientes de la M-30 aparecieron yacimientos paleontológicos. Además, se conservaban construcciones históricas como los restos de la Casa de los Vargas y fortificaciones de la Guerra Civil.

Los orígenes de la Casa de Campo se remontan a la época de Felipe II. El monarca deseaba tener un bosque a la salida de su residencia, lo que entonces era el Alcázar de los Austrias, situado en el actual Palacio Real. 

Se compraron esas tierras que pertenecían mayoritariamente a los Vargas y en 1567 se terminaron los trabajos de acondicionamiento. Se derribaron algunos edificios, se mantuvo el palacete y se construyeron fuentes y estanques. Finalmente, el recinto quedó cercado con una tapia.  

Felipe III dedicó una parte de la finca al cultivo y a la cría de ganado. Durante algún tiempo la finca quedó casi en el olvido hasta que Fernando VI convirtió el lugar en un bosque para la caza. En años sucesivos el uso fue cambiando en función de los monarcas.

Será en 1875 cuando pase a pertenecer al Real Patrimonio. El cambio llegó con la Segunda República. Su presidente, Niceto Alcalá Zamora, cedió la Casa de Campo y el Campo del Moro al Ayuntamiento de Madrid para el disfrute de sus ciudadanos. También fue declararada monumento histórico artístico.

Durante la Guerra Civil la Casa de Campo se convirtió en frente de batalla por lo que se destruyeron muchas de las construcciones existentes. Hoy quedan visibles algunos  restos de la guerra. Franco consiguió devolver la titularidad de la Casa de Campo al Estado, aunque le otorgaba el usufructo al Ayuntamiento de Madrid.

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