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Hablar de fantasmas en edificios abandonados es algo relativamente frecuente. En la sierra de Guadarrama estuvo el Hospital Hispano Americano que albergaba a pacientes de tuberculosis. Mucha fue la gente que murió allí y también son muchos los testimonios de gente que cuentan que allí las pilas se descargan inmediatamente, se oyen voces y ruidos extraños.

También se cuentan historias realmente aterradoras de otros centros sanitarios como el Hospital Militar de la Marina, el de La Tablada, el Hospital del Santo Ángel de la Guarda en La Barranca o el Real Sanatorio de Guadarrama por Navacerrada.

Dicen que en La Paz o en el Ramón y Cajal existen fantasmas de personas que fallecieron allí y que se quedaron vagando. Algunas veces se manifiestan de distintas maneras: mueven los carritos de las medicinas, hacen sonar los timbres de las habitaciones cuando los pacientes ya han abandonado el hospital, golpean puertas…

Una enfermera jubilada manifestó que veía a pacientes andar por los pasillos, días después de haber muerto. Y algunos pacientes se quejan de escuchar ruidos de las habitaciones de arriba, como si estuvieran moviendo muebles, y cuando suben a las plantas superiores comprueban que están vacías.

El caso más llamativo es el del Hospital de la Cruz Roja donde se aparece, según relatan muchos enfermeros y pacientes, una niña de unos siete años, rubia y vestida con un camisón. Un domingo muy temprano, unos paseantes descubrieron a la chiquilla subida a una silla y asomada por la ventana del segundo piso haciendo movimientos con los brazos.

La pareja alertó a la seguridad del centro hospitalario quienes subieron al piso descrito y comprobaron que toda la planta estaba vacía y en obras. En realidad, sí hallaron algo: una silla. Pudiera ser la que había empleado la pequeña para asomarse a la calle.

Más información en «Misterios y enigmas de Madrid/Mysteries and enigmas of Madrid» de José Mª Escudero Ramos.

Hospital de la Cruz Roja