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En la historia de Madrid hay varios capítulos protagonizados por animales. Hoy nos referimos a Pizarro, pero no hablaremos del conocido conquistador del Perú, sino de un elefante de raza india que residió en el S. XIX en el zoológico que había en el Parque del Retiro.

Según el periódico «La Ilustración de Madrid», dicho animal recibió tal nombre porque ya existía en América otro elefante cuyo nombre era Cortés. Parece que este Cortés necesitaba un compañero de viaje para hacer su número por las Américas y así bautizaron al segundo con el nombre de Pizarro.

Parece que después de su periplo artístico por aquel continente, Pizarro aterrizó en España donde llevó una vida trashumante durante unos años. Era conocido por toda la península por el espectáculo en que luchaba contra toros y otros animales salvajes, saliendo siempre victorioso.

Tras años de gira -después de haber perdido un colmillo en uno de esos combates contra un toro en Valladolid- el 4 de octubre de 1863, el Ayunyamiento de Madrid le ofreció asilo en el parque del Retiro. Fue aquí donde se estableció y vivió plácidamente sus últimos años de vida.

Cuentan que un día, Pizarro se escapó de la Casa de Fieras en busca de algo para comer. Y llegó hasta una tahona cercana dando un gran susto a su propietario. Dicen que una vez saciado el apetito se dejó conducir de nuevo a su morada. Sin embargo, las crónicas de la época no avalan dicho acontecimiento.

Leyendas aparte, lo que sí es cierto es que Pizarro fue protagonista de las vidas de muchos madrileños de mediados del S. XIX. Murió de viejo en el Retiro. Su cuerpo fue disecado y donado al Museo de Ciencias Naturales donde se puede ver en la actualidad.

Más información en «Curiosidades y anécdotas de Madrid», de Mª Isabel Gea Ortigas.