Hoy, como todas las noches de Reyes los grandes protagonistas son los niños. Pero hubo un tiempo, en el siglo pasado, en que esta mágica noche no lo era tanto, sobre todo, para los forasteros más inocentes.
Hace cien años, aproximadamente, eran los jóvenes los que salían a la calle «buscando a los Reyes Magos». En su camino iban pidiendo ayuda a quienes se encontraban diciéndoles que Sus Majestades estaban en Madrid repartiendo oro en abundancia.
Metidos en la trama, los artífices de esta treta pedían a los forasteros que cargaran con una escalera y de vez en cuando lanzaban el grito de «¡por allí, los han visto por allí!». Los pobres ingenuos subían a las azoteas para encontrarlos y cuando se disponían a bajar, convencidos de que era una falsa alarma, la escalera era golpeada haciendo caer también a los pobres incautos.
Eran muchas las voces críticas que arremetían contra esta costumbre tan poco hospitalaria. Mesoneros Romanos pidió al Gobierno que prohibiera tan «extravagante y mal tolerada farsa».
En 1899, la prensa recogía un bando sobre la conocida «espera de los reyes». Es el siguiente:
«El señor alcalde ha dictado un bando, como en años anteriores, prohibiendo los escándalos que se promovían en las calles de Madrid por la inveterada costumbre de esperar a los Reyes Magos.
He aquí su parte dispositiva:
1º.- Todas las comparsas que se formen y transiten por la vía pública en la noche del 5 del actual con el objeto anteriormente expresado, irán provistas de la correspondiente licencia de esta alcaldía, que se les facilitará previo pago de 5 pesetas por cada una, cuyo producto será destinado a las casas de beneficiencia municipal.
2º.- Queda terminantemente prohibido arrastrar las latas de petróleo, hojas de lata, objetos de hierro o cualesquiera otros que, con su penetrante ruido, molesten a los transeúntes.
3º.- Los individuos que transiten por la vía pública, formando ronda o comparsas, sin ir provistas de la licencia que expresa la disposición primera, serán detenidas para exigirles la responsabilidad a la que se hicieron acreedores, con arreglo al caso 1º de los artículos 589 y 597 y 6º del 598 del código penal.
Los señores tenientes de alcalde, alcaldes de barrio y cuerpo de policía urbana quedan encargados de que se cumplan exactamente las anteriores prescripciones.
Madrid, 4 de enero de 1891. Faustino Rodríguez San Pedro».
Más información en «Fiestas tradicionales madrileñas» de Reyes G. Valcárcel y Ana Mª Écija.
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