Si recorremos el Rastro de arriba abajo, es decir, desde Cascorro en dirección a la Ronda de Toledo nos encontramos con una calle que va de la Ribera de Curtidores a la Calle de la Arganzuela. Aunque en su origen fue llamada Calle Nueva, en el Plano Texeira ya aparece la denominación actual, pero arrancando del cerrillo del Rastro.
El nombre de esta calle procede de dos tradiciones. Por un lado -y buscando respuesta al origen de su nombre- se cuenta que se llamaba así porque en ese mismo lugar los aforadores rifaban un carnero todos los años para la fiesta de San Lorenzo.
Por otro lado, existe la leyenda de la calle de la Cabeza. Parece que el criado de un cura acomodado, le asesinó una noche para quedarse con su fortuna.
Tras cortale la cabeza, desapareció a Portugal. Pero años después, a su regreso a Madrid, pasó por el Rastroy compró una cabeza de carnero.
La llevaba bajo su capa cuando un alguacil le increpó qué era lo que escondía que iba dejando un reguero de sangre. El hombre le contestó que era una cabeza de carnero que acababa de comprar, pero cuando se la mostró comprobó -con sorpresa- que era la cabeza del sacerdote asesinado. Aquel hombre fue ahorcado en la Plaza Mayor. Relata la leyenda que cuando se consumó la pena, la cabeza del sacerdote volvió a convertirse en la del carnero.
Según se sabe, la gente dejó de comprar este tipo de reses. Los vendedores perjudicados pidieron al concejo que les trasladaran de zona y el Ayuntamiento les asignó esta calle. En la actualidad en esta calle predominan las tiendas de anticuarios, aunque también hay tiendas especializadas de deportes. Los puestos ambulantes son de distintos géneros, pero fundamentalmente de ropa.
Más información en «Las calles de Madrid» de Pedro de Répide.
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