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Es la Cuesta de los Ciegos la travesía que va de la calle de Segovia a la de la Morería. Esta ladera es famosa porque -según cuenta la leyenda- San Francisco de Asís pasaba habitualmente por ese lugar que estaba frecuentado por ciegos. Un día les ungió con aceite los ojos y les curó de su ceguera. 

Otra teoría apunta que siglos atrás había en esa zona unas casuchas habitadas por ciegos, indigentes y pícaros que esperaban la caridad de las gentes. Mesoneros Romanos en sus «Obras jocosas y satíricas del Curioso Parlante» se refiere a la misma del siguiente modo: «que es llamada la Cuesta de los Ciegos, aunque más de cuatro han visto en ella lo que no querían…”.

Cuesta de los Ciegos en los años 40 del S. XX.

Por su parte y en este mismo sentido, en el S. XVII, Francisco de Quevedo hacía alusión a la Cuesta de los Ciegos en su Guía de los Hijos de Madrid «La Sanidad y la Moda», como «…paraje donde reside el engaño».

Esta áspera pendiente -bien peligrosa y abrupta- hacía las funciones de tobogán ya que niños y jóvenes solían entretenerse deslizándose por la misma; razón por lo que es conocida también como «Cuesta de los arrastraculos».  Después fue salvada con un graderío de irregulares pedruscos.

En la actualidad es una escalinata zigzagueante de 254 escalones. Al principio de la cuesta, junto a la calle Segovia, se encuentra una plaza con una fuente. Ésta ha conservado uno de los pocos escudos de la ciudad con corona republicana donde se puede observar el año de su creación, 1932.

Más información en «Memoria visual de Madrid», Colección Izquierdo- Mariblanca.