El S. XX es el momento del gran desarrollo de la Calle de Fuencarral, tanto para el tramo histórico como para el moderno. En el año 1928 esta legendaria calle acogía a un gran número de personas que se dedicaban principalmente al comercio.
Otras de las profesiones que proliferaban a lo largo de esta calle eran los abogados, los médicos y los propietarios de negocios. En menor proporción, existían militares, arquitectos y periodistas cuyas sedes de las publicaciones estaban radicadas allí, en gran parte.
Respecto a industrias y establecimientos, había en ese mismo año un total de veintiocho tabernas y bares, diecinueve camiserías, quince casas de huéspedes, ocho peluquerías, once tiendas de comestibles, las mismas farmacias, quince zapaterías, diez mercerías y otros negocios de menor representación.
Todo este panorama presentaba a Fuencarral como una calle cuya vecindad era considerada de clase media- alta, muy comercial y muy transitada. No será hasta finales del S. XX cuando se produzca una crisis en la actividad comercial ocasionando pérdidas para los pequeños negocios.
En los últimos años, esta calle se ha revalorizado y es el punto de encuentro para los amantes de la moda más actual. Quizás, el tramo moderno no se ha recuperado de la crisis de las salas de exposición cinematográfica, pero parece que lo más grave ya ha pasado.
Más información en «La calle Fuencarral» de José del Corral.
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