Hoy nos adentramos en los talleres de la Empresa de Conservación de Monumentos del Ayuntamiento de Madrid. Esos lugares desconocidos a donde llegan, por un lado, las estatuas que han sufrido actos de violencia vándalica, y, por otro, las que necesitan un repaso por el simple paso del tiempo.
Son lugares secretos. La intención del Consistorio es que nadie sepa dónde se encuentran estas esculturas de gran valor. Existe el temor de que puedan ser sustraídas o sufrir nuevos daños. Las estatuas de piedra llegan a un taller de Villaverde, mientras que las de bronce son conducidas a unas naves de Paracuellos del Jarama.
Estos talleres esconden gran parte del tesoro de la ciudad. Hace unas semanas salió de aquí la escultura del insignie Argüelles de José Alcoverro. Los encargos del Patrimonio Nacional son los trabajos que actualmente realizan los restauradores de los talleres de piedra.
En los talleres del bronce se hicieron el Don Quijote y el Sancho Panza que prediden la fuente de la Plaza de España. Ahora trabajan en distintas obras que están siendo restauradas tras sufrir agresiones, como la Joven bailando, a la que hace unos meses le arrancaron su brazo izquierdo ante la Escuela de Artes y Oficios.
El Ayuntamiento de Madrid se gasta al año 100.000 euros para restaurar estos daños. En el taller de bronce guardan bajo llave el molde del tridente de Neptuno y las espadas originales del monumento de Daoíz y Velarde de la Plaza del Dos de Mayo, por si volvieran a necesitarse.
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