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Nos referimos hoy a uno de los famosos crímenes que se tratan en el libro -recientemente editado por Ediciones La Librería- «De Madrid al infierno». En concreto hablaremos del suceso que acabó con la vida del presidente del Gobierno José Canalejas.

Era un frío 12 de noviembre de 1912 cuando José Canalejas Méndez salía por la Puerta del Príncipe del Palacio Real de Madrid en la Plaza de Oriente. Volvía a casa después de despachar unos asuntos con el rey Alfonso XIII. Al salir de Palacio, Canalejas exclamó: ¡Qué viento se ha levantado, me parece que vamos a tener un mal día! -un augurio muy acertado-.

Canalejas regresa a su hogar, un palacete en la calle de las Huertas número 11,  conocido como Palacio de los Duques de Santoña, en la esquina de la calle citada y la del Príncipe. Allí desayuna y decide ir andando hasta el Consejo de Ministros, situado en el Ministerio de la Gobernación en la cercana Puerta del Sol.

Mientras tanto, en el barrio de Cuatro Caminos, Manuel Pardiñas, un hombre rubio de cara aniñada y baja estatura se ha vestido y ha desayunado dispuesto a salir hacia la Puerta del Sol, lugar por el que paseará y deambulará un par de horas después.  

A José Canalejas le gusta mezclarse entre la gente y pasar inadvertido. Al llegar a Sol, Canalejas se detiene en uno de sus placeres diarios: el escaparate de la Librería San Martín. Sus guardaespaldas le siguen a escasos metros al tiempo que vigilan que el camino esté despejado.

Sin embargo, Manuel Pardiñas considera que está de suerte. Se encuentra a muy poca distancia de un Presidente del Gobierno absorto en sus cavilaciones. Sin pensárselo dos veces, echa un vistazo a la calle Carretas y comprueba que no hay policía cerca. Se aproxima por detrás y le dispara dos veces en la nuca. El presidente muere al instante.

La gente se arremolina y los guardaespaldas persiguen al asesino. Pardiñas echa a correr por la Carrera de San Jerónimo y allí -viéndose que le dan alcance- decide pegarse un tiro y acabar con su vida. Agonizante es trasladado a la Casa de Socorro de la Plaza Mayor, donde fallece finalmente.

Más información en «De Madrid al infierno» de Marco Besas y José Antonio Pastor.