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Parece que los biógrafos de Larra sitúan su lugar de nacimiento en la casa de su abuelo paterno, D. Antonio Crispín de Larra. Era éste administrador de la Casa de la Moneda que se ubicaba a ambos lados de la calle de Segovia en su tramo final. En los impares, estaba la propia fábrica y en la acera de enfrente la administración propiamente dicha.

Según Mesonero Romanos y Bautista Moreno -biógrafo de Larra- , ambos edificios eran impropios para tan ilustre dedicación. La casa del administrador estaba en el mismo edificio que estaba en la margen derecha, entre la calle de Segovia y la Cuesta de Ramón, que subía desde la mencionada calle hasta el Palacio de los Consejos.

Por todas las indicaciones obtenidas, deducimos que la casa debía estar situada aproximadamente en los jardines que hoy están debajo del Viaducto. Según el plano de Lezcano de 1812, los edificios a los que nos referimos estarían situados en torno al número 151.

Paradójicamente, el suicida Larra nació bajo el viaducto, lugar elegido por muchas personas para quitarse la vida. Literariamente, este puente también ha servido de escenario para poner fin a la vida de manera voluntaria. Así, en la obra de valle Inclán, «Luces de Bohemia», Max Estrella le pide a Don Latino: «Llévame al viaducto. Te invito a regenerarte con un vuelo».

Por su parte, Arturo Barea, en «La forja de un rebelde» relata que cuando él era niño, a principios del S. XX, una pareja de guardias civiles vigilaba para evitar que la gente se arrojara del viaducto. Pero también reconoce que quien se quería suicidar esperaba a que los guardias durmieran para hacerlo.

Más información en «Paseo literario por el Madrid de Larra», de Carlos Herrero Álamo.