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Tres fueron las localizaciones elegidas para el rodaje de ‘Por un puñado de dólares. El poblado de Golden City en Hoyo de Manzanares, un meandro del río Alberche. Cerca de Aldea del Fresno y una serie de singulares edificaciones y patios situados en la Casa de Campo de Madrid. Los días de trabajo en el rodaje resultaban complicados, debido al maremágnum de nacionalidades del equipo. Al tratarse de una coproducción entre Italia, España y Alemania, era requisito indispensable la participación en la película de actores y equipo técnico de los tres países y como consecuencia, a menudo la comunicación era un obstáculo. En cualquier caso, la solución al problema de los idiomas fue rodar la película sin el sonido, añadiéndolo después en la sala de doblaje.

Por otro lado, debido al reducido presupuesto, los pagos se ajustaban al máximo, provocando algunas situaciones comprometidas como la famosa anécdota de la suspensión del rodaje debido a que los decoradores, hartos de los problemas para cobrar, decidieron llevarse las puertas y ventanas del set de Golden City. Por lo visto, la productora española Ocean Films en esos momentos andaba muy mal de liquide y no había aportado el dinero para la financiación de la película. Para solucionarlo, el propio Arrigo Colombo viajó desde Italia a España con 30 millones de liras en un maletín, con el consiguiente riesgo de ser detenido, pues estaba prohibido exportar tanto dinero de un país a otro. Por suerte el dinero llegó a tiempo y se pudo continuar el rodaje.

Como los pagos a los actores y técnicos se hacían prácticamente al día, en otra ocasión, según cuenta Eugenio Sempere, ayudante de dirección de Sergio Leone. Clint Eastwood estuvo a punto de abandonar: “A Clint en Por un puñado de dólares, le debían tres semanas de sueldo y no le pagaban. Una mañana que le mandamos el coche para buscarle a la Torre de Madrid, devolvió el coche. Al ver que volvía el coche sin él al decorado, bajé al pueblo, a Hoyo y lo llamé. Me dijo – ha dicho mi representante de Los Ángeles que se habían comprometido a pagarme en esta fecha y mientras no me paguen, y ya han pasado diez días, no vaya al rodaje-. Ante esta situación se lo dije al de producción, quien visto el tema se ido prisa y al final de la mañana tenían la transferencia, lo llamaron desde Los Ángeles para darle el ok y vino a rodar”.

Texto incluido en el libro ‘El cine del Oeste en la Comunidad de Madrid’