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Quizás no sea el mejor cine de Madrid, y posiblemente tampoco sea el más maravilloso edificio de la capital, pero desde luego no podemos discutir que fue, es y será un emblema de nuestra ciudad, Madrid. El Cine Capitol, que estaba inserto en el edificio Carrión llegó a ser el más grande de Madrid y el quinto de Europa.

El edificio que ocuparía un intrincado solar en el tercer tramo de la Gran Vía, con superficie de 17.400 pies cuadrados, propiedad del marqués de Melón, D. Enrique Carrión y que dominaría la esquina entre las calles Jacometrezo y Eduardo Dato, salió a concurso en 1931 y a éste se presentaron varios proyectos de jóvenes arquitectos entre los que cabría destacar a Luis Gutiérrez Soto, Pedro Muguruza o Manuel Cárdenas. Los proyectos tendrían que estar a la altura del emplazamiento de la que sería la puerta del tercer tramo y se vería desde todo el recorrido del segundo.

Como hemos citado en otras ocasiones Luis Gutiérrez Soto, maestro con posterioridad de muchos de los mejores locales de espectáculos, se vio estrechamente relacionado con el racionalismo mendelsohniano y de ahí que este proyecto, y los posteriores, como el Cinema Europa, tuvieran tanta influencia sobre él. El proyecto escogido fue presentado ante el Ayuntamiento de Madrid siendo desestimado por exceso de altura, a pesar de que su vecino Palacio de la Prensa ya sobrepasaba en exceso el límite permitido. Finalmente, y tras el abono de la suma de 333.812 pesetas a la comisión de Fomento por compensación de altura, se concedió la licencia, aunque tan solo se llegasen a pagar 182.437 pesetas. El solar estaba listo y el proyecto también, así que en diciembre de 1932 comenzaron las obras del majestuoso edificio.

Cine Capitol

El edificio que se proyectó para este solar tendría una altura de 54 metros y 16 plantas, más dos de sótano y se alzaría con hierro u hormigón armado. Hay que reseñar que en este edificio se construyeron, para el sustento del techo de la sala, las que fueron durante largo tiempo las vigas Vierendeel más grandes del mundo y las primeras en España; estas tenían que aguantar no solo el peso de la cubierta del edificio que en algunos puntos llegaba a tener 31 metros de longitud, sino que además sobre ellas se construirían unas cuantas plantas más de piso.

La sala de espectáculos Capitol nació como una de las más grandes de España y ocupaba el quinto lugar de las europeas. Se daba entrada a la sala por la fachada a la calle de Eduardo Dato por un recibidor formado por dos pisos de altura, 14 metros de fachada y 8 metros de alto, donde se instalaron cuatro puertas de ingreso al recinto, de dos metros cada una, separadas por dos taquillas de forma circular y salientes al estilo de los grandes cinematógrafos americanos. Estas estaban realizadas en mármol y falso ónix formando franjas negras que resaltaban sobre el mármol color beige y los cromados de las puertas. En un principio el local se había concebido como teatro pero la escasa profundidad de su escenario terminó limitando su utilización única y exclusivamente como cinema.

Texto incluido en nuestro libro Cines de Madrid

Cines de Madrid